El legado de Mao divide China 40 años tras su muerte
En una China donde la prosperidad ha creado enormes desigualdades entre el campo y la ciudad, la costa y el interior, los que tienen y los que no, la era de Mao aún se recuerda entre buena parte de la población como una época en la que, aunque todos eran pobres, no había distinciones, y la corrupción no era tan escandalosa.
“Sabemos que el presidente Mao era muy duro contra la corrupción, y es duro pensar que la corrupción haya podido convertirse en una situación tan seria… La causa de esta situación fue haberse desviado del pensamiento de Mao en el proceso de mando del partido”, sostiene Sima Nan, un conocido columnista y pensador izquierdista chino que contribuyó a organizar esta semana una exposición de caligrafía en memoria del Gran Timonel.
El propio presidente chino, Xi Jinping, ha recuperado algunas de las señas de identidad del mandato de Mao, mediante su larga campaña contra la corrupción, el uso de la autocrítica o las inquietantes confesiones públicas, convertidas hoy día en un instrumento de oprobio contra los disidentes. Xi ha advertido públicamente contra el “nihilismo histórico”, o revisionismo.
Pero un retorno completo al maoísmo es impensable. El horror de la Revolución Cultural está demasiado presente; la nostalgia por una era dorada es menor que el aprecio por las comodidades y el aumento de nivel de vida que han traído las reformas. Bo Xilai, otrora una de las estrellas en ascenso del régimen, quiso lanzar en Chongqing, la ciudad que dirigía, una campaña de regreso a lo “rojo”. Implicado en el asesinato de un ciudadano británico, fue defenestrado sin piedad en 2012 y condenado a cadena perpetua un año después.
El legado de Mao divide China 40 años tras su muerte. Disponível em: <http://internacional.elpais.com/internacional/2016/09/09/actualidad/1473408246_294447.html>. Acesso em: 09 set. 2016.
Según el texto, el presidente chino Xi, con relación a Mao, ha