TEXTO:
El lenguaje del cuerpo
Cuando hablamos con alguien solo una pequeña
parte de la información que obtenemos de esa
persona procede de sus palabras. Los investigadores
han estimado que entre un 60 y un 70% de lo que
[5] comunicamos lo hacemos mediante el lenguaje no
verbal; es decir, gestos, apariencia, postura, mirada y
expresión.
Muy a menudo, el efecto de este lenguaje corporal
tiene lugar en el inconsciente, de manera que, después
[10] de estar solo un par de minutos conversando con
alguien a quien acabamos de conocer, podemos llegar
a la conclusión de que esa persona no es de fiar o no
nos gusta sin que podamos explicar el motivo exacto.
Lo más que podemos decir es “tiene algo que no me
[15] gusta”. Ese “algo” procede, casi con toda seguridad, de
lo que su lenguaje corporal nos ha transmitido. Y, a la
inversa, cuando hablamos con alguien es posible que
le estemos diciendo mucho más de lo que creemos.
De este modo, nuestras emociones se ven influidas
[20] por otras personas sin necesidad de decir una sola
palabra, pues puede bastar una determinada postura,
mirada y gesticulación para hacernos sentir incómodos,
nerviosos o enfadados, o bien alegres, joviales y
optimistas. Por supuesto, esto no quiere decir que
[25] nuestro interlocutor vaya a captar toda la información
que estamos transmitiendo; el grado en que lo haga
dependerá de lo bueno que sea a la hora de interpretar
este lenguaje y de la atención que nos esté prestando.
El lenguaje no verbal es en parte innato, en parte
[30] imitativo y en parte aprendido. Generalmente, distintas
áreas del cuerpo tienden a trabajar unidas para enviar
el mismo mensaje, aunque a veces es posible enviar
mensajes contradictorios, como cuando alguien está
contando una anécdota divertida pero la expresión de
[35] su cara es triste. Esto puede ser debido, por ejemplo, a
que mientras habla está pensando en otra cosa, tal
vez en lo que va a decir después, y la expresión de
su cara se corresponde con lo que está pensando
y no con lo que está diciendo, de manera que deja
[40] perplejo a su interlocutor. [...]
Con los desconocidos nos comunicamos
principalmente a través de los ojos. Por ejemplo,
cuando vamos caminando por un pasillo estrecho y
nos encontramos con alguien de frente, primero lo
[45] miramos a los ojos y luego desviamos la mirada
hacia el lado del pasillo por el que pretendemos
pasar. Cuando no se emiten estas señales o no se
interpretan correctamente, lo más probable es que
ambas personas acaben manteniendo una especie
[50] de baile a derecha e izquierda hasta aclararse.
PROYECTO Salón Hogar. Disponível em: http://www.salonhogar. net/Diversos_Temas/lenguajedetucuerpo.htm. Acesso em: 9 maio 2019. Adaptado.
La expresión “hacia” (l. 46) denota