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Acesse GrátisQuestões de Espanhol - Gramática
Questão 23 6886568
UPF Verão 2021De acuerdo al texto contesta la pregunta.
Texto
Mi lucha con los tiburones por un pescado
La idea de que en lugar de acercarme a la costa me había estado internando en el mar durante siete días me
derrumbó la resolución de seguir luchando. Pero cuando uno se siente al borde de la muerte se afianza el instinto
de conservación. Por varias razones aquel día –mi séptimo día- era muy distinto de los anteriores: el mar estaba
calmado y oscuro; el sol me abrazaba la piel; era tibio y sedante y una brisa tenue empujaba la balsa con suavidad
[5] y me aliviaba un poco de las quemaduras.
También los peces eran diferentes. Desde muy temprano escoltaban la balsa. Nadaban superficialmente. Yo los
veía con claridad: peces azules, pardos y rojos. Los había de todos los colores, de todas las formas y tamaños.
Navegando junto a ellos, la balsa parecía deslizarse sobre un acuario.
No sé si después de siete días sin comer, a la deriva en el mar, uno llega a acostumbrarse a esa vida. Me parece
[10] que sí. La desesperación del día anterior fue sustituida por una resignación pastosa y sin sentido. Yo estaba
seguro de que todo era distinto, de que el mar y el cielo habían dejado de ser hostiles, y de que los peces que me
acompañaban en el viaje eran peces amigos. Mis viejos conocidos de siete días.
Esta mañana no pensé arribar a ninguna parte. Estaba seguro de que la balsa había llegado a una región sin
barcos, en la que se extraviaban hasta las gaviotas.
[15] Pensaba, sin embargo, que después de haber estado siete días a la deriva, llegaría a acostumbrarme al mar, a
mi angustioso método de vida, sin necesidad de agudizar el ingenio para subsistir. Después de todo había
subsistido una semana contra viento y marea. ¿Por qué no podía seguir viviendo indefinidamente en una balsa?
Los peces nadaban en la superficie, el mar estaba limpio y sereno. Había tantos animales hermosos y provocativos
en torno a la embarcación que me parecía que podría agarrarlos a puñados. No había ningún tiburón a la vista.
[20] Confiadamente, metí la mano en el agua y traté de agarrar un pez redondo, de un azul brillante, de no más de
veinte centímetros. Fue como si hubiera tirado una piedra. Todos los peces se hundieron precipitadamente.
Desaparecieron en el agua, momentáneamente revuelta. Luego, poco a poco, volvieron a la superficie [...].
GARCÍA MÁRQUEZ, Gabriel. Relato de un náufrago. Buenos Aires: Debolsillo, 2012. p. 89-91.
Según el contexto, la palabra “arribar” (línea 13) tiene el sentido de: