TEXTO:
Finalmente, el espectador apaga el aparato; está
otra vez en su cuarto habitual, donde nada se mueve.
La habitación no gira sobre sí misma ni se eleva por el
aire, como le mostraban algunas imágenes. No
{5} hay personas que aparezcan y desaparezcan de
inmediato. El día en que vive no se vuelve ayer en
un relámpago. En verdad, no pasa nada. Está siempre
en el mismo cuarto, ante la misma ventana, los mismos
muebles, las mismas paredes. Vida vulgar, sentimientos
{10} y pensamientos vulgares. Todo es muy lento, en
comparación con lo que veía hace un instante.
Demasiado lento. Siente angustia.
Después de haber vivido en el mundo
sorprendentemente rápido de las imágenes
{15} televisivas, la vida común se torna harto despaciosa,
monótona y aburrida. ¿Cómo afecta esto nuestra
capacidad para coexistir con el resto de la naturaleza?
El mundo natural es, realmente, despacioso; salvo que
el viento agite las hojas de los árboles, o que
{20} ocasionalmente se desplace algún animal, casi nunca
pasa nada. Para vivir la naturaleza, para sentirla en toda
su sutileza, se requiere una capacidad de percepción
que pueda amoldarse a su lentitud; se necesita que el
ser humano aborde la experiencia con serenidad y
{25} paciencia. La vida moderna – los viajes en automóvil y
en avión, los videojuegos, los faxes, los teléfonos y radios
portátiles, la TV, la computadora, el trabajo realizado
según los horarios que dictan las líneas de montaje y
las necesidades burocráticas – estimula todo lo contrario.
{30} En Occidente nos hemos amoldado a ritmos ajenos
a los naturales, hemos sido entrenados para sentirnos
satisfechos con los aparatos que la tecnología nos brinda,
con sus grandes “éxitos” y sus “avances”.
Vivimos en un mundo donde el cambio y la inquietud
{35} son permanentes. Cuando pasamos al mundo externo
real y estamos ante la naturaleza, nos sentimos
incómodos y angustiados. Queremos volver adentro,
meternos de vuelta entre cuatro paredes, encender el
televisor, recuperar la velocidad.
MANDER, Jerry. In: Uno mismo. Santiago do Chile: Agedit, n. 50, p. 13-4. [2014?].
Forman parte de una casa lo que expresan las palabras