[1] Pocos españoles podían imaginar que en los últimos
días de enero de 1956 iban a tener que sacar los abrigos en
apenas 24 ó 48 horas, y que esa ropa de abrigo les quedaría
[4] corta. La primera bolsa de aire glacial se extendió rápidamente
por toda la Península entre los días 1 y 2 de febrero.
Los termómetros cayeron en picado en toda la
[7] Península, pero en las cumbres de los Pirineos se rozaron
valores de entre !40 ºC y !50 ºC. Barcelona descendió a los
-6,7 ºC; en Castellón la mínima cayó a -7,6 ºC y Madrid
[10] registró su temperatura mínima más baja con !9,1 ºC.
Lejos de ser un episodio anecdótico de aquel invierno,
la ola de frío dio un respiro en torno al 6 de febrero. Sin
[13] embargo, durante estos días las heladas no desaparecieron,
simplemente fueron más débiles. El 10 de febrero, una nueva
bolsa de aire frío siberiano volvió a invadir la Península y las
[16] temperaturas se desplomaron por segunda vez en aquel mes.
Si bien esta ola de frío no era desconocida, lo más
llamativo fue su duración, alrededor de 21 días, sin apenas dar
[19] tregua. ¿Por qué ocurrió? Porque un potente anticiclón se
encontraba entre Escandinavia y el Atlántico norte mientras
que la presencia de una borrasca en el Mediterráneo, al este de
[22] las Islas Baleares, abrió un pasillo que permitió desalojar
sucesivamente masas de aire muy frío que, por regla general,
suelen afectar a latitudes más al norte de Europa.
Internet: <www.eltiempohoy.es> (con adaptaciones).
De acuerdo con el texto de arriba, juzgue lo siguiente ítem.
La forma verbal “suelen” (l.24) es irregular y está en el presente indicativo.