TEXTO 2
Quieres decirme el camino que debo tomar para salir de aquí –exclamó.
Eso depende mucho del lugar al que quieras ir. –dijo el gato.
Poco me preocupa a donde ir. –dijo Alicia.
Entonces poco importa el camino que tomes. –replicó el gato.
Lewis Carrol del libro “Alicia en el país de las maravillas”.
Las palabras “del” y “al” (línea 2) son:
TEXTO 1
El circo
Cuando yo era adolescente, en cierta oportunidad estaba con mi padre haciendo
cola para comprar entradas para el circo. Al final, sólo quedaba una familia entre la
ventanilla y nosotros. Esta familia me impresionó mucho. Eran ocho chicos, todos
probablemente menores de doce años. Se veía que no tenían mucho dinero. La ropa
que llevaban no era cara, pero estaban limpios. Los chicos eran bien educados, todos
hacían bien la cola, de a dos detrás de los padres, tomados de la mano. Hablaban con
excitación de los payasos, los elefantes y otros números que verían esa noche. Se
notaba que nunca antes habían ido al circo. Prometía ser un hecho saliente en su vida.
El padre y la madre estaban al frente del grupo, de pie, orgullosos. La madre, de
la mano de su marido, lo miraba como diciendo: " Eres mi caballero de brillante
armadura". Él sonreía, henchido de orgullo y mirándola como si respondiera: " Tienes
razón".
La empleada de la ventanilla preguntó al padre cuantas entradas quería. Él
respondió con orgullo: "Por favor, deme ocho entradas para menores y dos de adultos, para
poder traer a mi familia al circo". La empleada le indicó el precio.
La mujer soltó la mano de su marido, ladeó su cabeza y el labio del hombre empezó a
torcerse. Este se acercó un poco más y preguntó: "¿Cuánto dijo?".
La empleada volvió a repetirle el precio.
¿Cómo iba a darse vuelta y decirle a sus ocho hijos que no tenía suficiente dinero
para llevarlos al circo?.
Viendo lo que pasaba, papá puso la mano en el bolsillo, sacó un billete de veinte
dólares y lo tiró al suelo. Nosotros no éramos ricos en absoluto. Mi padre se agachó,
recogió el billete, palmeó al hombre en el hombro y le dijo: " Disculpe, señor, se le cayó
esto del bolsillo".
El hombre se dio cuenta de lo que pasaba. No había pedido limosna, pero sin
duda apreciaba la ayuda en una situación desesperada, angustiosa e incómoda. Miró a
mi padre directamente a los ojos, con sus dos manos le tomó la suya, apretó el billete
de veinte dólares y con labios trémulos y una lágrima rodándole por la mejilla, replicó: "
Gracias, gracias señor. Esto significa realmente mucho para mi familia y para mí".
Papá y yo volvimos a nuestro auto y regresamos a casa. Esa noche no fuimos al circo,
pero no nos fuimos sin nada...
Jack Canfield del libro "Otra taza de chocolate caliente para el alma".
Analice las proposiciones en relación al Texto 1, y marque (V) para verdadera o (F) para falsa.
( ) El adolescente volvió para su casa acongojado por no haber podido entrar al circo.
( ) El padre de familia fue muy agradecido con el padre del adolescente por haberle avisado del billete que se le cayó del bolsillo.
( ) El padre de familia quedó atónito ante el precio de las entradas.
( ) El espectáculo de esa noche iba a ser marcante en la vida de los ocho niños.
( ) Cuando el padre de familia supo el valor de las entradas, no tuvo coraje para decirle a sus hijos que no podrían ver la función.
Ahora señale la alternativa que tiene la secuencia correcta, de arriba hacia abajo.
TEXTO 1
El circo
Cuando yo era adolescente, en cierta oportunidad estaba con mi padre haciendo
cola para comprar entradas para el circo. Al final, sólo quedaba una familia entre la
ventanilla y nosotros. Esta familia me impresionó mucho. Eran ocho chicos, todos
probablemente menores de doce años. Se veía que no tenían mucho dinero. La ropa
que llevaban no era cara, pero estaban limpios. Los chicos eran bien educados, todos
hacían bien la cola, de a dos detrás de los padres, tomados de la mano. Hablaban con
excitación de los payasos, los elefantes y otros números que verían esa noche. Se
notaba que nunca antes habían ido al circo. Prometía ser un hecho saliente en su vida.
El padre y la madre estaban al frente del grupo, de pie, orgullosos. La madre, de
la mano de su marido, lo miraba como diciendo: " Eres mi caballero de brillante
armadura". Él sonreía, henchido de orgullo y mirándola como si respondiera: " Tienes
razón".
La empleada de la ventanilla preguntó al padre cuantas entradas quería. Él
respondió con orgullo: "Por favor, deme ocho entradas para menores y dos de adultos, para
poder traer a mi familia al circo". La empleada le indicó el precio.
La mujer soltó la mano de su marido, ladeó su cabeza y el labio del hombre empezó a
torcerse. Este se acercó un poco más y preguntó: "¿Cuánto dijo?".
La empleada volvió a repetirle el precio.
¿Cómo iba a darse vuelta y decirle a sus ocho hijos que no tenía suficiente dinero
para llevarlos al circo?.
Viendo lo que pasaba, papá puso la mano en el bolsillo, sacó un billete de veinte
dólares y lo tiró al suelo. Nosotros no éramos ricos en absoluto. Mi padre se agachó,
recogió el billete, palmeó al hombre en el hombro y le dijo: " Disculpe, señor, se le cayó
esto del bolsillo".
El hombre se dio cuenta de lo que pasaba. No había pedido limosna, pero sin
duda apreciaba la ayuda en una situación desesperada, angustiosa e incómoda. Miró a
mi padre directamente a los ojos, con sus dos manos le tomó la suya, apretó el billete
de veinte dólares y con labios trémulos y una lágrima rodándole por la mejilla, replicó: "
Gracias, gracias señor. Esto significa realmente mucho para mi familia y para mí".
Papá y yo volvimos a nuestro auto y regresamos a casa. Esa noche no fuimos al circo,
pero no nos fuimos sin nada...
Jack Canfield del libro "Otra taza de chocolate caliente para el alma".
Marque la traducción correcta al portugués de la palabra “cola” (línea 2).
TEXTO 1
El circo
Cuando yo era adolescente, en cierta oportunidad estaba con mi padre haciendo
cola para comprar entradas para el circo. Al final, sólo quedaba una familia entre la
ventanilla y nosotros. Esta familia me impresionó mucho. Eran ocho chicos, todos
probablemente menores de doce años. Se veía que no tenían mucho dinero. La ropa
que llevaban no era cara, pero estaban limpios. Los chicos eran bien educados, todos
hacían bien la cola, de a dos detrás de los padres, tomados de la mano. Hablaban con
excitación de los payasos, los elefantes y otros números que verían esa noche. Se
notaba que nunca antes habían ido al circo. Prometía ser un hecho saliente en su vida.
El padre y la madre estaban al frente del grupo, de pie, orgullosos. La madre, de
la mano de su marido, lo miraba como diciendo: " Eres mi caballero de brillante
armadura". Él sonreía, henchido de orgullo y mirándola como si respondiera: " Tienes
razón".
La empleada de la ventanilla preguntó al padre cuantas entradas quería. Él
respondió con orgullo: "Por favor, deme ocho entradas para menores y dos de adultos, para
poder traer a mi familia al circo". La empleada le indicó el precio.
La mujer soltó la mano de su marido, ladeó su cabeza y el labio del hombre empezó a
torcerse. Este se acercó un poco más y preguntó: "¿Cuánto dijo?".
La empleada volvió a repetirle el precio.
¿Cómo iba a darse vuelta y decirle a sus ocho hijos que no tenía suficiente dinero
para llevarlos al circo?.
Viendo lo que pasaba, papá puso la mano en el bolsillo, sacó un billete de veinte
dólares y lo tiró al suelo. Nosotros no éramos ricos en absoluto. Mi padre se agachó,
recogió el billete, palmeó al hombre en el hombro y le dijo: " Disculpe, señor, se le cayó
esto del bolsillo".
El hombre se dio cuenta de lo que pasaba. No había pedido limosna, pero sin
duda apreciaba la ayuda en una situación desesperada, angustiosa e incómoda. Miró a
mi padre directamente a los ojos, con sus dos manos le tomó la suya, apretó el billete
de veinte dólares y con labios trémulos y una lágrima rodándole por la mejilla, replicó: "
Gracias, gracias señor. Esto significa realmente mucho para mi familia y para mí".
Papá y yo volvimos a nuestro auto y regresamos a casa. Esa noche no fuimos al circo,
pero no nos fuimos sin nada...
Jack Canfield del libro "Otra taza de chocolate caliente para el alma".
La palabra “limosna” (línea 25) podría ser sustituida sin alteración de significado, en el Texto 1, por:
TEXTO 1
El circo
Cuando yo era adolescente, en cierta oportunidad estaba con mi padre haciendo
cola para comprar entradas para el circo. Al final, sólo quedaba una familia entre la
ventanilla y nosotros. Esta familia me impresionó mucho. Eran ocho chicos, todos
probablemente menores de doce años. Se veía que no tenían mucho dinero. La ropa
que llevaban no era cara, pero estaban limpios. Los chicos eran bien educados, todos
hacían bien la cola, de a dos detrás de los padres, tomados de la mano. Hablaban con
excitación de los payasos, los elefantes y otros números que verían esa noche. Se
notaba que nunca antes habían ido al circo. Prometía ser un hecho saliente en su vida.
El padre y la madre estaban al frente del grupo, de pie, orgullosos. La madre, de
la mano de su marido, lo miraba como diciendo: " Eres mi caballero de brillante
armadura". Él sonreía, henchido de orgullo y mirándola como si respondiera: " Tienes
razón".
La empleada de la ventanilla preguntó al padre cuantas entradas quería. Él
respondió con orgullo: "Por favor, deme ocho entradas para menores y dos de adultos, para
poder traer a mi familia al circo". La empleada le indicó el precio.
La mujer soltó la mano de su marido, ladeó su cabeza y el labio del hombre empezó a
torcerse. Este se acercó un poco más y preguntó: "¿Cuánto dijo?".
La empleada volvió a repetirle el precio.
¿Cómo iba a darse vuelta y decirle a sus ocho hijos que no tenía suficiente dinero
para llevarlos al circo?.
Viendo lo que pasaba, papá puso la mano en el bolsillo, sacó un billete de veinte
dólares y lo tiró al suelo. Nosotros no éramos ricos en absoluto. Mi padre se agachó,
recogió el billete, palmeó al hombre en el hombro y le dijo: " Disculpe, señor, se le cayó
esto del bolsillo".
El hombre se dio cuenta de lo que pasaba. No había pedido limosna, pero sin
duda apreciaba la ayuda en una situación desesperada, angustiosa e incómoda. Miró a
mi padre directamente a los ojos, con sus dos manos le tomó la suya, apretó el billete
de veinte dólares y con labios trémulos y una lágrima rodándole por la mejilla, replicó: "
Gracias, gracias señor. Esto significa realmente mucho para mi familia y para mí".
Papá y yo volvimos a nuestro auto y regresamos a casa. Esa noche no fuimos al circo,
pero no nos fuimos sin nada...
Jack Canfield del libro "Otra taza de chocolate caliente para el alma".
Analice las proposiciones con base en el contenido del Texto 1, y marque (V) para verdadera o (F) para falsa.
( ) Las palabras “Viendo” y “puso” (línea 21) son en infinitivo los verbos ver y poner.
( ) La palabra “puso” (línea 21) es el verbo poner en presente del modo indicativo.
( ) La palabra “tiró” (línea 22) puede ser sustituida sin alterar el significado, en el Texto 1, por la palabra echó.
( ) La palabra “suelo” (línea 22) puede ser sustituida sin alterar el significado, en el Texto 1, por la palabra piso.
( ) La palabra “bolsillo” (línea 24) puede ser sustituida sin alterar el significado, en el Texto 1, por la palabra billetera.
Ahora señale la alternativa que tiene la secuencia correcta, de arriba hacia abajo
TEXTO 1
El circo
Cuando yo era adolescente, en cierta oportunidad estaba con mi padre haciendo
cola para comprar entradas para el circo. Al final, sólo quedaba una familia entre la
ventanilla y nosotros. Esta familia me impresionó mucho. Eran ocho chicos, todos
probablemente menores de doce años. Se veía que no tenían mucho dinero. La ropa
que llevaban no era cara, pero estaban limpios. Los chicos eran bien educados, todos
hacían bien la cola, de a dos detrás de los padres, tomados de la mano. Hablaban con
excitación de los payasos, los elefantes y otros números que verían esa noche. Se
notaba que nunca antes habían ido al circo. Prometía ser un hecho saliente en su vida.
El padre y la madre estaban al frente del grupo, de pie, orgullosos. La madre, de
la mano de su marido, lo miraba como diciendo: " Eres mi caballero de brillante
armadura". Él sonreía, henchido de orgullo y mirándola como si respondiera: " Tienes
razón".
La empleada de la ventanilla preguntó al padre cuantas entradas quería. Él
respondió con orgullo: "Por favor, deme ocho entradas para menores y dos de adultos, para
poder traer a mi familia al circo". La empleada le indicó el precio.
La mujer soltó la mano de su marido, ladeó su cabeza y el labio del hombre empezó a
torcerse. Este se acercó un poco más y preguntó: "¿Cuánto dijo?".
La empleada volvió a repetirle el precio.
¿Cómo iba a darse vuelta y decirle a sus ocho hijos que no tenía suficiente dinero
para llevarlos al circo?.
Viendo lo que pasaba, papá puso la mano en el bolsillo, sacó un billete de veinte
dólares y lo tiró al suelo. Nosotros no éramos ricos en absoluto. Mi padre se agachó,
recogió el billete, palmeó al hombre en el hombro y le dijo: " Disculpe, señor, se le cayó
esto del bolsillo".
El hombre se dio cuenta de lo que pasaba. No había pedido limosna, pero sin
duda apreciaba la ayuda en una situación desesperada, angustiosa e incómoda. Miró a
mi padre directamente a los ojos, con sus dos manos le tomó la suya, apretó el billete
de veinte dólares y con labios trémulos y una lágrima rodándole por la mejilla, replicó: "
Gracias, gracias señor. Esto significa realmente mucho para mi familia y para mí".
Papá y yo volvimos a nuestro auto y regresamos a casa. Esa noche no fuimos al circo,
pero no nos fuimos sin nada...
Jack Canfield del libro "Otra taza de chocolate caliente para el alma".
Con base en la lectura de la frase “Lá mujer soltó la mano de su marido, ladeó su cabeza y el labio del hombre empezó a torcerse” (líneas 16 e 17), analise las proposiciones.
I. estaban frente a una situación embarazosa.
II. estaban frente a una situación bochornosa.
III. estaban frente a una situación decorosa.
IV. estaban frente a una situación vergonzosa.
V. estaban frente a una situación divertida.
Señale la alternativa correcta.