El sueño del celta
El Congo
Cuando abrieron la puerta de la celda, con el chorro de luz y un golpe de viento entró también el ruido de la
calle que los muros de piedra apagaban y Roger se despertó, asustado. Pestañeando, confuso todavía, luchando
por serenarse, divisó, recostada en el vano de la puerta, la silueta del sheriff. Su cara flácida, de rubios bigotes y
ojillos maledicentes, lo contemplaba con la antipatía que nunca había tratado de disimular. He aquí alguien que
[5] sufriría si el Gobierno inglés le concedía el pedido de clemencia.
Se puso de pie, frotándose los brazos. ¿Cuánto había dormido? Uno de los suplicios de Pentonville Prison era
no saber la hora. En la cárcel de Brixton y en la Torre de Londres escuchaba las campanadas que marcaban las
medias horas y las horas; aquí, las espesas paredes no dejaban llegar al interior de la prisión el revuelo de las
[10] campanas de las iglesias de Caledonian Road ni el bullicio del mercado de Islington y los guardias apostados en la
delante de él. ¿Le traería su abogado alguna buena noticia? ¿Se habría reunido el gabinete y tomado una decisión?
Acaso la mirada del sheriff, _____ cargada que nunca del disgusto que le inspiraba, se debía a que le habían
conmutado la pena. Iba caminando por el largo pasillo de ladrillos rojos ennegrecidos por la suciedad, entre las
[15] puertas metálicas de las celdas y unos muros descoloridos en los que cada veinte o veinticinco pasos había una alta
ventana enrejada por la que alcanzaba a divisar un pedacito de cielo grisáceo. ¿Por qué tenía tanto frío? Era julio, el
corazón del verano, no había razón para ese hielo que le erizaba la piel.
Al entrar al estrecho locutorio de las visitas, se afligió. Quien lo esperaba allí no era su abogado, maître
George Gavan Duffy, sino uno de sus ayudantes, un joven rubio y desencajado, de pómulos salientes, vestido como
[20] un petimetre, a quien había visto durante los cuatro días del juicio llevando y trayendo papeles a los abogados de la
defensa. ¿Por qué maître Gavan Duffy, en vez de venir en persona, mandaba a uno de sus pasantes?
El joven le echó una mirada fría. En sus pupilas había enojo y asco. ¿Qué le ocurría a este imbécil? Me mira
como si yo fuera una alimaña, pensó Roger.
– ¿Alguna novedad?
[25] El joven negó con la cabeza. Tomó aire antes de hablar:
– Sobre el pedido de indulto, todavía – murmuró, con sequedad, haciendo una mueca que lo desencajaba aún
más. Hay que esperar que se reúna el Consejo de Ministros.
A Roger le molestaba la presencia del sheriff y del otro guardia en el pequeño locutorio. _____ permanecían
silenciosos e inmóviles, sabía que estaban pendientes de todo lo que decían. Esa idea le oprimía el pecho y
[30] dificultaba su respiración.
– _____, teniendo en cuenta los últimos acontecimientos – añadió el joven rubio, pestañeando por primera vez
y cerrando la boca con exageración –, todo se ha vuelto más difícil.
– ¿De qué habla usted? El señor Gavan Duffy estaba optimista respeto a la petición. ¿Qué ha sucedido para
que cambiara de opinión?
[35] – Sus diarios – silabeó el joven, con otra mueca de disgusto. Los descubrió Scotland Yard, en su casa de
Ebury Street.
Fonte: LLOSA, Mario Vargas. El sueño del celta. Buenos Aires: Santillana, 2010. p. 13-15. (Parcial e adaptado.)
Com base no texto, analise as proposições a seguir quanto à veracidade (V) ou falsidade (F).
( ) O termo Pestañeando (linha 02) pode ser melhor traduzido por Piscando.
( ) O termo bullicio (linha 10) pode ser melhor substituído por baldosa.
( ) O termo erizaba (linha 17) pode ser melhor substituído por machucaba.
Assinale a alternativa que preenche correta e respectivamente os parênteses, de cima para baixo.