TEXTO 2
Marque (V) para verdadero y (F) para falso en las palabras que podrían sustituir, respectivamente y sin alteración de significado a: vivaracho (Luis) y abúlico (Pedro).
( ) agrandado, abandonado
( ) travieso, apático
( ) pícaro, desganado
( ) pillo, revoltoso
( ) dejado, inquieto
Ahora señale la alternativa que contiene la secuencia correcta, de arriba hacia abajo.
TEXTO 1
La primera versión de mi columna la escribo siempre a mano. Necesito tener
un lápiz o un bolígrafo entre los dedos para dar sentido al impulso inicial de los
pensamientos. Trazar así el curioso bordado que habita en mi propia caligrafía. Me gusta
recrearme en las formas de las letras que aprendieron a dibujarse en aquellos cuadernos
[5] de mi niñez. Todavía recuerdo los palotes repetidos, esas líneas que teníamos que
copiar y se torcían, el esfuerzo de mis pequeños dedos trazando las formas de las letras.
Las teclas se me resisten cuando quiero disfrutar del proceso mismo de las
ideas que se enlazan y dan sentido a un argumento o a una reflexión. Por eso me
preocupa que los niños ya no aprendan caligrafía. Que los teclados se adelanten a los
[10] ritmos del aprendizaje y borren ese espacio íntimo de los cuadernillos llenos de trazos
temblorosos que luego se hacían palabras tenaces y enlazaban pensamientos
complejos. El punteado de aquellas aseveraciones que a los cuatro años ya son
trascendentales: “Mi mamá me mima. Amo a mi mamá”.
Muchos de los documentos históricos que dan sentido a nuestro presente se
[15] escribieron con las caligrafías minuciosas de unas manos. En Estados Unidos algunos
padres se lamentan al descubrir que sus hijos ya no aprenden caligrafía en el colegio, y
que ahora son incapaces de leer el hermoso trazo de las oraciones escritas a mano. Los
pequeños contemplan indiferentes el documento de la Declaración de Independencia
que todos sus antepasados han sabido leer sin problemas. Son nuevas generaciones
[20] solo alfabetizadas con las mayúsculas que habitan en los teclados y sus minúsculas de
molde proyectadas en la pantalla, no saben reconocer la caligrafía de las letras
amanuenses. Ya no aprenden una habilidad que durante siglos ha sido pilar del
conocimiento y la articulación del pensamiento.
El alfabeto caligráfico que alberga cada individuo se compone de trazos sutiles
[25] que representan un estilo propio, una huella peculiar y evidente de la expresividad
personal. Saber escribir a mano con letra clara y legible ha dejado de ser prioridad en
muchas escuelas. Ser habilidoso en el teclado es indudablemente necesario, pero no
tiene que significar prescindir del minucioso proceso de la alfabetización y la caligrafía
bien aprendida. Ese arte que hemos heredado de las escrituras caligráficas de los
[30] últimos 2.000 años. Quitarles a nuestros hijos la posibilidad de existir en la escritura
caligráfica, es como no enseñarles a cocinar y someterles a las industriales comidas
precocinadas que se calientan en el microondas.
SANTI BURGOS
Fonte: https://elpais.com/elpais/2018/03/15/opinion/1521134312_535458.html
Según la interpretación del texto, marque (V) para verdadero y (F) para falso en las siguientes proposiciones.
( ) Al escritor le preocupa que las nuevas generaciones pasen a desconocer la escritura a mano.
( ) El autor del texto no está de acuerdo con el avance de la tecnología.
( ) El autor del texto no está de acuerdo con la pérdida de ese gran conocimiento.
( ) Según el texto la escritura a mano puede dejar de ser imprescindible.
( ) Según el texto escribir en el ordenador le enseña a los niños a tener una buena caligrafía.
Ahora señale la alternativa que contiene la secuencia correcta, de arriba hacia abajo.
TEXTO 1
La primera versión de mi columna la escribo siempre a mano. Necesito tener
un lápiz o un bolígrafo entre los dedos para dar sentido al impulso inicial de los
pensamientos. Trazar así el curioso bordado que habita en mi propia caligrafía. Me gusta
recrearme en las formas de las letras que aprendieron a dibujarse en aquellos cuadernos
[5] de mi niñez. Todavía recuerdo los palotes repetidos, esas líneas que teníamos que
copiar y se torcían, el esfuerzo de mis pequeños dedos trazando las formas de las letras.
Las teclas se me resisten cuando quiero disfrutar del proceso mismo de las
ideas que se enlazan y dan sentido a un argumento o a una reflexión. Por eso me
preocupa que los niños ya no aprendan caligrafía. Que los teclados se adelanten a los
[10] ritmos del aprendizaje y borren ese espacio íntimo de los cuadernillos llenos de trazos
temblorosos que luego se hacían palabras tenaces y enlazaban pensamientos
complejos. El punteado de aquellas aseveraciones que a los cuatro años ya son
trascendentales: “Mi mamá me mima. Amo a mi mamá”.
Muchos de los documentos históricos que dan sentido a nuestro presente se
[15] escribieron con las caligrafías minuciosas de unas manos. En Estados Unidos algunos
padres se lamentan al descubrir que sus hijos ya no aprenden caligrafía en el colegio, y
que ahora son incapaces de leer el hermoso trazo de las oraciones escritas a mano. Los
pequeños contemplan indiferentes el documento de la Declaración de Independencia
que todos sus antepasados han sabido leer sin problemas. Son nuevas generaciones
[20] solo alfabetizadas con las mayúsculas que habitan en los teclados y sus minúsculas de
molde proyectadas en la pantalla, no saben reconocer la caligrafía de las letras
amanuenses. Ya no aprenden una habilidad que durante siglos ha sido pilar del
conocimiento y la articulación del pensamiento.
El alfabeto caligráfico que alberga cada individuo se compone de trazos sutiles
[25] que representan un estilo propio, una huella peculiar y evidente de la expresividad
personal. Saber escribir a mano con letra clara y legible ha dejado de ser prioridad en
muchas escuelas. Ser habilidoso en el teclado es indudablemente necesario, pero no
tiene que significar prescindir del minucioso proceso de la alfabetización y la caligrafía
bien aprendida. Ese arte que hemos heredado de las escrituras caligráficas de los
[30] últimos 2.000 años. Quitarles a nuestros hijos la posibilidad de existir en la escritura
caligráfica, es como no enseñarles a cocinar y someterles a las industriales comidas
precocinadas que se calientan en el microondas.
SANTI BURGOS
Fonte: https://elpais.com/elpais/2018/03/15/opinion/1521134312_535458.html
“han sabido” (línea 19) puede sustituirse, sin alteración de significado, por:
TEXTO 1
La primera versión de mi columna la escribo siempre a mano. Necesito tener
un lápiz o un bolígrafo entre los dedos para dar sentido al impulso inicial de los
pensamientos. Trazar así el curioso bordado que habita en mi propia caligrafía. Me gusta
recrearme en las formas de las letras que aprendieron a dibujarse en aquellos cuadernos
[5] de mi niñez. Todavía recuerdo los palotes repetidos, esas líneas que teníamos que
copiar y se torcían, el esfuerzo de mis pequeños dedos trazando las formas de las letras.
Las teclas se me resisten cuando quiero disfrutar del proceso mismo de las
ideas que se enlazan y dan sentido a un argumento o a una reflexión. Por eso me
preocupa que los niños ya no aprendan caligrafía. Que los teclados se adelanten a los
[10] ritmos del aprendizaje y borren ese espacio íntimo de los cuadernillos llenos de trazos
temblorosos que luego se hacían palabras tenaces y enlazaban pensamientos
complejos. El punteado de aquellas aseveraciones que a los cuatro años ya son
trascendentales: “Mi mamá me mima. Amo a mi mamá”.
Muchos de los documentos históricos que dan sentido a nuestro presente se
[15] escribieron con las caligrafías minuciosas de unas manos. En Estados Unidos algunos
padres se lamentan al descubrir que sus hijos ya no aprenden caligrafía en el colegio, y
que ahora son incapaces de leer el hermoso trazo de las oraciones escritas a mano. Los
pequeños contemplan indiferentes el documento de la Declaración de Independencia
que todos sus antepasados han sabido leer sin problemas. Son nuevas generaciones
[20] solo alfabetizadas con las mayúsculas que habitan en los teclados y sus minúsculas de
molde proyectadas en la pantalla, no saben reconocer la caligrafía de las letras
amanuenses. Ya no aprenden una habilidad que durante siglos ha sido pilar del
conocimiento y la articulación del pensamiento.
El alfabeto caligráfico que alberga cada individuo se compone de trazos sutiles
[25] que representan un estilo propio, una huella peculiar y evidente de la expresividad
personal. Saber escribir a mano con letra clara y legible ha dejado de ser prioridad en
muchas escuelas. Ser habilidoso en el teclado es indudablemente necesario, pero no
tiene que significar prescindir del minucioso proceso de la alfabetización y la caligrafía
bien aprendida. Ese arte que hemos heredado de las escrituras caligráficas de los
[30] últimos 2.000 años. Quitarles a nuestros hijos la posibilidad de existir en la escritura
caligráfica, es como no enseñarles a cocinar y someterles a las industriales comidas
precocinadas que se calientan en el microondas.
SANTI BURGOS
Fonte: https://elpais.com/elpais/2018/03/15/opinion/1521134312_535458.html
Marque la alternativa correcta del plural de “Ese arte” (línea 29).
TEXTO 1
La primera versión de mi columna la escribo siempre a mano. Necesito tener
un lápiz o un bolígrafo entre los dedos para dar sentido al impulso inicial de los
pensamientos. Trazar así el curioso bordado que habita en mi propia caligrafía. Me gusta
recrearme en las formas de las letras que aprendieron a dibujarse en aquellos cuadernos
[5] de mi niñez. Todavía recuerdo los palotes repetidos, esas líneas que teníamos que
copiar y se torcían, el esfuerzo de mis pequeños dedos trazando las formas de las letras.
Las teclas se me resisten cuando quiero disfrutar del proceso mismo de las
ideas que se enlazan y dan sentido a un argumento o a una reflexión. Por eso me
preocupa que los niños ya no aprendan caligrafía. Que los teclados se adelanten a los
[10] ritmos del aprendizaje y borren ese espacio íntimo de los cuadernillos llenos de trazos
temblorosos que luego se hacían palabras tenaces y enlazaban pensamientos
complejos. El punteado de aquellas aseveraciones que a los cuatro años ya son
trascendentales: “Mi mamá me mima. Amo a mi mamá”.
Muchos de los documentos históricos que dan sentido a nuestro presente se
[15] escribieron con las caligrafías minuciosas de unas manos. En Estados Unidos algunos
padres se lamentan al descubrir que sus hijos ya no aprenden caligrafía en el colegio, y
que ahora son incapaces de leer el hermoso trazo de las oraciones escritas a mano. Los
pequeños contemplan indiferentes el documento de la Declaración de Independencia
que todos sus antepasados han sabido leer sin problemas. Son nuevas generaciones
[20] solo alfabetizadas con las mayúsculas que habitan en los teclados y sus minúsculas de
molde proyectadas en la pantalla, no saben reconocer la caligrafía de las letras
amanuenses. Ya no aprenden una habilidad que durante siglos ha sido pilar del
conocimiento y la articulación del pensamiento.
El alfabeto caligráfico que alberga cada individuo se compone de trazos sutiles
[25] que representan un estilo propio, una huella peculiar y evidente de la expresividad
personal. Saber escribir a mano con letra clara y legible ha dejado de ser prioridad en
muchas escuelas. Ser habilidoso en el teclado es indudablemente necesario, pero no
tiene que significar prescindir del minucioso proceso de la alfabetización y la caligrafía
bien aprendida. Ese arte que hemos heredado de las escrituras caligráficas de los
[30] últimos 2.000 años. Quitarles a nuestros hijos la posibilidad de existir en la escritura
caligráfica, es como no enseñarles a cocinar y someterles a las industriales comidas
precocinadas que se calientan en el microondas.
SANTI BURGOS
Fonte: https://elpais.com/elpais/2018/03/15/opinion/1521134312_535458.html
Marque la proposición correcta al respecto de “mi” (línea 1).
TEXTO 1
La primera versión de mi columna la escribo siempre a mano. Necesito tener
un lápiz o un bolígrafo entre los dedos para dar sentido al impulso inicial de los
pensamientos. Trazar así el curioso bordado que habita en mi propia caligrafía. Me gusta
recrearme en las formas de las letras que aprendieron a dibujarse en aquellos cuadernos
[5] de mi niñez. Todavía recuerdo los palotes repetidos, esas líneas que teníamos que
copiar y se torcían, el esfuerzo de mis pequeños dedos trazando las formas de las letras.
Las teclas se me resisten cuando quiero disfrutar del proceso mismo de las
ideas que se enlazan y dan sentido a un argumento o a una reflexión. Por eso me
preocupa que los niños ya no aprendan caligrafía. Que los teclados se adelanten a los
[10] ritmos del aprendizaje y borren ese espacio íntimo de los cuadernillos llenos de trazos
temblorosos que luego se hacían palabras tenaces y enlazaban pensamientos
complejos. El punteado de aquellas aseveraciones que a los cuatro años ya son
trascendentales: “Mi mamá me mima. Amo a mi mamá”.
Muchos de los documentos históricos que dan sentido a nuestro presente se
[15] escribieron con las caligrafías minuciosas de unas manos. En Estados Unidos algunos
padres se lamentan al descubrir que sus hijos ya no aprenden caligrafía en el colegio, y
que ahora son incapaces de leer el hermoso trazo de las oraciones escritas a mano. Los
pequeños contemplan indiferentes el documento de la Declaración de Independencia
que todos sus antepasados han sabido leer sin problemas. Son nuevas generaciones
[20] solo alfabetizadas con las mayúsculas que habitan en los teclados y sus minúsculas de
molde proyectadas en la pantalla, no saben reconocer la caligrafía de las letras
amanuenses. Ya no aprenden una habilidad que durante siglos ha sido pilar del
conocimiento y la articulación del pensamiento.
El alfabeto caligráfico que alberga cada individuo se compone de trazos sutiles
[25] que representan un estilo propio, una huella peculiar y evidente de la expresividad
personal. Saber escribir a mano con letra clara y legible ha dejado de ser prioridad en
muchas escuelas. Ser habilidoso en el teclado es indudablemente necesario, pero no
tiene que significar prescindir del minucioso proceso de la alfabetización y la caligrafía
bien aprendida. Ese arte que hemos heredado de las escrituras caligráficas de los
[30] últimos 2.000 años. Quitarles a nuestros hijos la posibilidad de existir en la escritura
caligráfica, es como no enseñarles a cocinar y someterles a las industriales comidas
precocinadas que se calientan en el microondas.
SANTI BURGOS
Fonte: https://elpais.com/elpais/2018/03/15/opinion/1521134312_535458.html
Marque (V) para verdadero y (F) para falso, en las opciones que pueden sustituir a “una huella” (línea 25), sin alteración de significado.
( ) un olvido
( ) un rastro
( ) un vestigio
( ) una señal
( ) una honra
Ahora señale la alternativa que contiene la secuencia correcta, de arriba hacia abajo.